miércoles, 17 de febrero de 2016

el silencio del viento y yo

Desperté en medio del campo, boca arriba, mientras salía el sol. No sabía nada de nada; sentí miedo; tuve la sensación de estar colgando de la tierra sobre un abismo azul espacial. 
Aterrado intente asirme del suelo.
Sentí en mis manos la tierra y la humedad de la hierba.
La gravedad es lo único que impide que caiga hacia el cielo. 
¿Qué es todo esto?

Huía, era perseguido, querían darme muerte. Crucé un bosque oscuro lleno de sonidos de bosque oscuro. Creí perderlos.

Avance por las ruinas de un mundo antiguo al atardecer.
El silencio del viento y yo.


Pase la noche entre las ruinas. Encendí un fuego, me metí en mi bolsa, miré las estrellas.

El espacio guarda aquello que olvidamos nunca.
Me dormí pensando en la muerte, y nunca volví a despertar.

lunes, 1 de febrero de 2016

el fin del mundo

Estaba muy triste, naturalmente, caminando entre las ruinas del mundo. Decidí morir en esa fría mañana. El silencio como una presencia tangible, la suave brisa, y siempre el frió.
Encontré las ruinas de la casa de mis padres, las ruinas de mi infancia; aquello de lo que ya nada queda. Me abrí paso entre los escombros y me deje caer en la habitación de mis padres; faltaba el techo y parte de la pared norte. Pude ver el cielo azul, sentí el sol en la cara helada, y allí en el suelo me abrace a las cosas que quedaban: el oso de mi hija, la abismal profundidad de su vida, inabarcable, abrace el bolso con mis cositas, y llore por lo breve del tiempo. Sentí el lomo suave y muerto de un libro, los cuadernos donde escribo cosas, siempre inconclusas. Recordé el almohadón del unicornio de mi madre, la sonrisa de mi hermano, un abrazo orgulloso de mi padre.
Mire la foto de la mujer que amé, y vi el cielo una ultima vez. Con los ojos apretados, sentí el terror abandonarme. En las puertas del misterio, oigo sus voces que me llaman.

basurero

Cuan reconfortante estar en la cama pensando en dormir, y oír el grito del basurero: "vamos!"... a lo que sigue el cansino quejido del trasnochado motor, ya viejo, ya ahogado de tanta oscuridad; es un grito primordial, un invitación a la aventura, viajar subido a un camión bestial, salvaje, con el viento en la cara, en la soledad de la noche. Todo es suyo, mientras los demás soñamos nuestros sueños de personitas comunes y perdidas. ¡Cuan reconfortante es en mi corazón, hasta mañana mi Campeón!. Ahora ya puedo dormir, al abrigo del deseo ingenuo de los pobres, eso que nos mantiene vivos, pese a la basura de los otros.

pequeñas verdades

Hay pequeñas verdades: hacer bien el mate, una taza de chocolate; fumar entre amigos, manejar toda la noche, en silencio. Comprar un libro en la calle, comprar flores en la calle, un libro en una biblioteca, poner la flor en una maceta. Está el cielo de vapor y gas bajo el que camino, y está esa nube de inconsciencia, que siento tan real. Tu voz, la inconsistencia entre los dos. Un domingo aislado, sin una semana en consecuencia, en casa.

real

Mientras algo que no importa, frente a mi el Mundo.
no como lo soñé,
Real.

fui engañado, estafado
la poesía no es televisión

la veo sin verla tener 6 años, tenerlos todos, ser ella, ser todas.

y ahora que ella esta frente a mi, no tiene idea,
no sabe que estoy haciendo la poesía real detrás de mis ojos,
dónde no puede verme, dónde nadie puede.


Los atardeceres que no hacen llorar mis ojos, desarman las partes de mi alma.
Partes que intento volver a armar, mientras se me acaba la vida.

Entonces cae mi máscara,
revela mi interior, mi secreto.

descubro que no vale nada
ni siquiera ser guardado,

y eso me libera de mi
de todo

Adapto mi desnudez al universo, lo construyo con mi piel y la suya.

ya algo se transforma en lo concreto, me aleja otra vez,
algo ahora importa,
pero menos cada vez.

el corazón

Ya mate con un rifle a mi primer amor,
le di forma a mi dolor,
y después otra vez,
y después otra vez.

El resto murió mientras estaba distraído.
El corazón solo sirve para ser destruido.